viernes, 27 de septiembre de 2013

Querida enemiga

Querida enemiga:
No sé cómo ni quién seas realmente, no me interesa. No sé qué es lo que esperas de la vida, ni me importa. Lo único que tengo muy claro es que yo lo hago mejor, que yo soy mejor que tú y que cualquier truco barato con el que intentas llamar la atención.
Te manifiesto mi odio, mi desprecio, mi ira y mi total altanería.
Muy poco he notado en ti. Tienes justo aquellas pequeñeces que yo descarto porque no me hacen falta. Poca cosa, poco eres: poco. Mírame: soy demás, me sobra; tú, en cambio, careces. Siento pena por ti.
Detalles son los que resplandecen cuando te pones frente al escenario como el bufón que eres. Detalles baratos, detalles falsos, detalles de mal gusto, detalles vulgares, detalles simples. ¿Quién podría fijarse en ellos? Dime, ¿quién podría fijarse en ti? Teniendo a un diamante en bruto, es difícil que alguien volteé a ver a una insignificante zirconia.
Tú no eres nadie, tú no significas nada. Eres una mujer presuntamente descarada que, al momento de tener descaro y desdén, se retratacta: como todas las demás. Porque lo que tú tengas, yo lo tengo y más, mucho más de lo que puedas llegar a imaginarte con tan poca creatividad e ingenio con la que se te ha condenado en esta vida.
Dilo. Anda. Dime un solo encanto especial, uno solo atributo que te distinga. Uno solo. Porque en inteligencia, belleza y determinación te supero drásticamente.
Lo poco que tú posees, lo poco que tú eres, lo poco que tú muestras; la piedra en el zapato que te hace tropezar por no seguir en el camino, mi camino. Aquello poco que, en igual medida de tiempo, para mí se ha vuelto relevante; aquello por lo que tú luchas, mientras que a mí se me regala.
No eres nadie, no eres nada. Eres una sobreposición de mí; eres una consiguiente respuesta de algo que me es cuestionado, a mí.
Esa desfachatez, esa ironía acompañadas de mi atrevimiento. Mío. Sin planear adueñármelo, se me fue entregado en bandeja de oro. Material del que tú no gozas de estar hecha, insignificante pirita gastada.
Eres tonta, hueca, común, ordinaria, falsa, dependiente, necesitada, vulgar, diminuta, fácil, desarreglada, descuidada, desagradable, irrelevante, y debo decir que incluso el más viril de los hombres tendría un rostro más delicado que el tuyo.
¿Quién eres? Nadie. Una persona como cualquier otra que viaja por primera vez en su vida y por ello se hace llamar culta; una persona como cualquier otra que se deja guiar por la moda, en vez de imponerla.
Nada. Nada, querida. Nada de lo que tú hagas puede impresionarme.
Quédate con él. Dudo que puedas, pero es tuyo (aun si él no descansará hasta que lo acepte como mío). Tómalo, como un obsequio de mi parte.
Quédatelo, es tuyo. Aun si él no descansará hasta que lo acepte como mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario